Ahora | Moody’s eleva calificación de Argentina y cambia perspectiva: destaca medidas macro y cambiarias
La calificadora destacó la
liberación del régimen cambiario, los controles de capital y el nuevo programa
del gobierno de Javier Milei con el FMI.
Moody’s confirmó este
jueves que mejoró las calificaciones del emisor en moneda extranjera y en
moneda local a largo plazo del Gobierno de Argentina desde Caa3 a Caa1, y
cambió la perspectiva de positiva a estable.
Según la calificadora,
esta mejora «refleja nuestra visión de que la liberalización extensiva del
régimen cambiario y, en menor medida, de los controles de capital, junto con un
nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), respaldan la disponibilidad
de liquidez en moneda dura y alivian la presión sobre las finanzas externas.
Esto reduce la probabilidad de un evento de crédito».
Según el informe, estas
transformaciones han llevado a una mejora en la calificación crediticia
soberana del país, que ahora se sitúa en Caa1, manteniendo una perspectiva
estable.
El cambio más relevante ha
sido la implementación de un nuevo régimen cambiario. En abril de 2025, el
Gobierno de Milei abandonó el esquema de devaluación administrada e introdujo
una banda de flotación para el peso argentino, permitiendo así una mayor flexibilidad
del tipo de cambio. Este estuvo acompañado por una reducción sustancial de las
restricciones al acceso al mercado oficial de divisas, aunque aún persisten
algunos controles menores.
Moody’s destaca que esta
liberalización cambiaria, junto con una política fiscal más estricta y una
estrategia económica orientada a corregir distorsiones estructurales, ha
reducido el riesgo de un evento de crédito.
Además, la agencia destaca
que Argentina ha mostrado mejoras en sus indicadores económicos clave. La
actividad económica, que venía contrayéndose durante seis trimestres
consecutivos, registró un crecimiento en el último trimestre de 2024. En el
primer trimestre de 2025, el PIB se expandió un 5,9%, impulsado por la
recuperación de la demanda interna y una mayor confianza empresarial.
Esta recuperación se ha
visto reforzada por una tendencia sostenida a la baja de la inflación, lo que
ha mejorado los ingresos reales y dinamizado el consumo. La eliminación del
financiamiento monetario del déficit fiscal ha permitido reducir la presión sobre
los mercados financieros y ha abierto espacio para una mayor disponibilidad de
crédito al sector privado.
A pesar de estos avances,
Moody’s advierte que persisten riesgos significativos. Las reservas
internacionales continúan en niveles bajos y la economía enfrenta obstáculos
estructurales que podrían limitar la sostenibilidad del crecimiento. Además, la
eliminación total de los controles de capital podría, si no se maneja con
cautela, generar desequilibrios macroeconómicos.
Calificaciones de Moody’s
a Argentina tras mejoras en la economía
Sin embargo, la mejora de
los “techos país” también representa un cambio de expectativas. El techo en
moneda local fue elevado de B3 a B1, mientras que el de moneda extranjera subió
de Caa1 a B2. Esta brecha favorable refleja, según Moody’s, una mayor previsibilidad
en la política económica y una menor intervención estatal en los mercados.
Las proyecciones de la
agencia indican que el PIB real crecerá 4% en 2025 y 3,5% en 2026. Si bien se
reconocen riesgos, también existen factores que podrían llevar a un crecimiento
mayor al previsto, particularmente si las reformas continúan avanzando con
respaldo político y social.
Fuente: Valora
Aunque las transferencias vienen ganando terreno, los
colombianos aún prefieren el efectivo
Según el Banco de la
República, el 78,6 % de las transacciones (sobre el valor total) aún se hacen
en efectivo por costumbre, facilidad y rapidez.
El sistema financiero
colombiano viene migrando hacia la adopción de tecnologías que les faciliten a
los usuarios no solo acceder a servicios, sino hacer transacciones, como es el
caso del sistema de pagos inmediatos del Banco de la República, Bre-B.
Sin embargo, a pesar de
los avances, el 78,6 % de las transacciones en el país (sobre el valor total)
aún se hacen en efectivo por costumbre, facilidad y rapidez para pagar y en los
comercios, por lo que sigue siendo el instrumento con mayor aceptación y el que
más usan los clientes.
Así lo deja ver Encuesta
Nacional sobre Provisión de los Billetes y Monedas e Instrumentos de Pago del
BanRep para 2024, que concluye que los colombianos siguen usando en gran medida
el efectivo como instrumento de pago en la compra de bienes y servicios
habituales (alimentos, bebidas, vestuario y servicios públicos, transporte y
vivienda).
De hecho, el 52,9 % de la
población hace pagos diarios en efectivo y el 14,2 % lo usa un día a la semana.
El valor promedio de dichos pagos diarios, según el banco central, se ubicó en
$40.000. Y mensual se destinan hasta un millón de pesos en el 65,8 % de los
casos.
Destaca también el hecho
de que las transferencias electrónicas son el segundo medio de pago preferido,
con una participación del 14,4 % en el valor total y con una aceptación de más
del 60 % de los establecimientos comerciales.
El top cuatro por medios
de pago lo cierran tarjeta débito (5,9 %) y la tarjeta de crédito (1,1 %).
Por ciudades y por valor
de pagos, Barranquilla tiene la mayor participación del uso del efectivo (79,8
%), seguida por Cali (78,9 %), Bogotá (73,0 %) y Medellín (71,5 %). Respecto a
las transferencias, la ciudad que lidera es Bogotá (20,2 %).
Llama la atención que, a
medida que el nivel de ingresos aumenta, el uso de efectivo va disminuyendo y,
al tiempo, se incrementa el uso de otros instrumentos de pago, principalmente
la transferencia electrónica, seguida por la tarjeta débito y la tarjeta
crédito. El pago con billetes y monedas continúa siendo mayor en personas con
ingresos bajos, como en la población que devenga menos de un salario mínimo
(87,5 %).
Estos números coinciden
con los obtenidos por estratos socioeconómicos, siendo el efectivo el
instrumento más utilizado en los estratos 1 (87,8 %), 2 (80,6 %) y 3 (77,5 %).
En contraste, entre las personas que residen en los estratos 4 y 5 el uso de la
tarjeta débito y las transferencias electrónicas alcanzan a tener una
participación por encima del 30 %, aunque la preferencia por el efectivo es
importante (64,2 % y 64,6 %, respectivamente).
Y es que la población que
dispone de algún producto financiero (depósito electrónico, cuenta de ahorros,
tarjetas débito y crédito, cualquier tipo de crédito, cuenta corriente o
chequera) corresponde al 67,5 %. El 32,5 % restante no tiene ningún producto
financiero.
Los resultados de la
encuesta detallan que un 48,4 % de la población tiene depósitos electrónicos,
46,2 % cuentas de ahorro, 31,0 % tarjeta débito, 18,3 % tarjeta de crédito,
11,0 % crédito bancario, 9,3 % cuenta corriente y un 1,7 % tiene chequera.
Fuente: Valora
Dólar hoy en Colombia cerró al alza; deuda pública subió según ETF de
GXTESCOL
Aunque la jornada arrancó
con un repunte que le permitió a la tasa de cambio llegar a un máximo de
$4.041, su comportamiento fue volátil.
El dólar hoy en Colombia llegó al final de las negociaciones con un precio de $4.017,50 que supera los $4.014 del cierre de ayer, según los datos de Credicorp Capital.
Aunque la jornada arrancó
con un repunte que le permitió a la tasa de cambio llegar a un máximo de
$4.041, después de la primera hora el precio se movió a la baja hasta un mínimo
de $3.995. En la última hora la divisa regresó a la franja en la que abrió la
sesión ($4.024).
Los analistas han empezado
a advertir que el dólar en Colombia podría subir en el corto plazo si se inicia
una convergencia del peso colombiano hacia el comportamiento de sus pares
regionales, que registran depreciaciones superiores al 2 %, en el caso del peso
chileno y el real brasileño.
Los precios del petróleo
subieron por datos económicos positivos y menor tensión comercial, con
inventarios de crudo de EE. UU. cayendo 3,9 millones de barriles y la
producción china aumentando un 8,5 %.
A la 1:00 p. m. en
Colombia, la referencia WTI se valorizaba un 1,52 % hasta los US$67,39 por
barril, mientras que el Brent se cotizaba en US$69,33, tras un aumento del 1,18
%
En Estados Unidos, la
atención se centró en las ventas minoristas, que aumentaron un 0,6 % en junio
tras dos meses de caídas, y el reporte de 221.000 solicitudes de subsidio por
desempleo (7.000 menos) al 12 de julio, que indicaría solidez del mercado laboral.
Finalmente, la deuda
pública (TES) en Colombia cerró mercados con una valoración del 0,73 %, que
equivale al promedio ponderado de todas las referencias de títulos de tesorería
que integran el ETF de Global X, que se negocia en la Bolsa de Valores de Colombia.
Esta información se toma
del indicador de Global X (GXTESCOL), que replica el índice GBI-EM de
J.P.Morgan para Colombia.
Por otra parte, los
cierres de TES de deuda pública, de acuerdo con el sistema de negociación del
Banco de la República, donde operan los grandes inversionistas de Colombia,
registró los siguientes movimientos:
•Los TES de 2026 cerraron
en 9,001 %, mientras que el dato anterior fue de 9,030 %.
•Los TES de 2028 cerraron
en 10,025 %, mientras que el dato anterior fue de 10,041 %.
•Los TES de 2033
terminaron en 11,671 % y la jornada previa finalizaron en 11,854 %.
•Los TES de 2050 cerraron
en 11,891 % y la jornada previa terminaron en 12,065 %.
Fuente: Valora
Ejecución presupuestal de Colombia sigue por debajo del
promedio histórico: hay nuevas alertas por mayor déficit fiscal
Con corte a junio, de los
$525,8 billones del Presupuesto General de la Nación (PGN) se han comprometido
o ejecutado $252,6 billones (48 %).
La ejecución del
presupuesto del gobierno colombiano llegó en junio al 37,7 %, lo que significa
que se ubica por debajo de la media histórica desde el año 2000 (42 %), según
cifras del Ministerio de Hacienda.
Dado que este año el
Presupuesto General de la Nación (PGN) asciende a $525,8 billones, esto
significa que al primer semestre se han comprometido o ejecutado $252,6
billones (48 %), de los cuales $198,2 billones están obligados (37,7 %), es
decir, existen órdenes de pago por ese valor porque ya se recibieron dichos
servicios. Y se pagaron $193,9 billones (36,9 %).
Sin embargo, la ejecución
de la inversión (compromisos) solo llegó al 24 %, cuando el promedio ha sido
del 29 %, pues para junio de los $83,9 billones que se dispusieron en este
rubro se comprometieron apenas $48,6 billones y se obligaron $20,3 billones.
Respecto al gasto en
funcionamiento, la ejecución llegó al 48,3 %, dado que de los $329,2 billones
que se dispusieron en este rubro se comprometieron $158,9 billones y se
obligaron $133,2 billones.
Cuando se revisa la
ejecución excluyendo el servicio de la deuda (presupuesto de $413,2 billones),
la cifra llega al 37,2 % en junio y también se mantiene 0,9 puntos porcentuales
por debajo del promedio de los últimos 25 años (38,1 %), producto de un monto
de $153,6 billones.
Y del servicio de la
deuda, de forma independiente, se han comprometido $44,9 billones y obligado
$44,5 billones de los $112,6 billones de la apropiación del presupuesto, tras
las adiciones presupuestales.
Finalmente, respecto al
rezago que se heredó de 2024 para este año, de $62,8 billones, en el primer
semestre de este año ya se ha pagado el 68,8 % ($43,2 billones).
Tras conocer las cifras,
el Banco Itaú señaló que existen riesgos al alza en el déficit fiscal. “Si bien
reconocemos que la meta actualizada del déficit fiscal de 7,1 % del PIB es más
creíble que las previsiones anteriores, esperamos un déficit del 7,5 % del PIB
en 2025.
Según la entidad
financiera, el cumplimiento de la previsión de la meta dependerá en gran medida
de la subejecución presupuestal y la recuperación de la recaudación tributaria
hasta 14,9 % interanual, hoy en 10 %.
Fuente: Valora
Exclusivo | Codirectora Moisá habla de tasas, riesgo
fiscal y meta de inflación en Colombia
En la primera entrevista
concedida a un medio de comunicación, Moisá sugirió que se amplíe el rango de
la meta de inflación.
La codirectora del Banco
de la República Laura Moisá se refirió a la importancia de que la Junta
Directiva del emisor baje “cautelosamente” la tasa de interés en las próximas
sesiones por el efecto que esta decisión podría tener en la reactivación económica.
En la primera entrevista
concedida a un medio de comunicación desde que fue nombrada en su cargo, Moisá
sugirió que se amplíe el rango de la meta de inflación y habló del riesgo de
hacer recortes de tasa abruptamente. “Podríamos pensar en hacer una política en
donde logremos darle cierta estabilidad al fortalecimiento del mercado interno
sin presionar la inflación”, le dijo a Valora Analitik.
¿Usted cree que las
decisiones de política monetaria tienen un efecto directo sobre la inflación?
La política monetaria
influye en la inflación, su objetivo básicamente es controlar la inflación.
Obviamente, las decisiones del Banco de la República tienen una influencia
clave porque la tasa de interés es la herramienta para mantener la inflación
constante en la forma como se ha estructurado el banco, porque en realidad
tenemos muchas herramientas de política.
La inflación tiene muchas
variantes, es mucho más compleja. El banco logra controlar por medio de la tasa
de interés ciertas cuestiones de la demanda desde la contracción. Pero la
inflación también tiene unos niveles estructurales con los precios de los productos,
los precios de la economía real y los movimientos del capital financiero. La
inflación tiene que estar definida también por la política fiscal, la
estructura productiva del país y las relaciones con el exterior.
Además, son importantes
las señales que da el banco. Un aspecto clave de la inflación son las
expectativas, un componente subjetivo enorme, que se forman también con los
discursos del banco. No es solamente la decisión de tasas, sino cómo se está
leyendo la economía para tomar esa decisión.
¿Hacia dónde considera que
debe ir la política monetaria sin golpear la inflación?
El Estado decidió que la
forma en que se controla la inflación es por meta. Hay muchas formas de control
de la inflación, no todos los países manejan metas, pero nosotros sí. La
política del banco se definió con las metas de inflación.
Yo no estoy en contra de las metas de inflación, pero me parece que las relaciones económicas cambiaron estructuralmente en el mundo y, tal vez, habría que pensar si el problema en sí es llegar a la meta. La meta está pegada a un concepto de credibilidad del banco y eso es imperdible, pero nosotros podríamos funcionar con una brecha un poquito más amplia porque tenemos una inflación que ha ralentizado su caída —el año pasado fue muy acelerada— mientras la economía se está recuperando levemente.
Creo que sí hay un espacio
para seguir bajando las tasas de interés cautelosamente como una señal de que
queremos apoyar esa reactivación económica —que existe, pero está todavía muy
lenta— en lugar de frenar el recorte de tasas para que las expectativas de
inversión se aplacen.
¿Cuál es el riesgo de
excederse con los recortes?
La tasa de interés es la
que atrae capitales y eso para un país como el nuestro, que no produce
capitales propios y que depende de capitales internacionales, es
importantísimo. El tema es cómo balancear esos intereses en medio de una
incertidumbre enorme sin generar presiones inflacionarias o unas expectativas
muy complicadas, pero también pensando en que hoy hay que fortalecer el mercado
interno, disminuir esa sensibilidad tan grande que tenemos de los choques
internacionales en un mundo donde estos no van a parar.
Ese es el debate. La Junta
del banco está reconociendo claramente el nivel de incertidumbre, de
preocupación, cierto aumento del riesgo país, el problema fiscal que está
presionando… Pero ante esa incertidumbre la gente está comprando, la gente está
construyendo —no al nivel que queremos—, se está importando maquinaria
intermedia y el sector agropecuario está logrando una recuperación que no
veíamos hace muchos años.
¿Qué tanto se pueden
recortar entonces las tasas?
Por eso digo que bajar
cautelosamente, no uno o dos puntos porcentuales, sino cautelosamente para ir
dando señales. Si uno observa el mercado de vivienda, en este momento los
bancos se quedaron quietos a las expectativas de lo que iba a suceder. En el pasado,
incluso con una disminución lenta de la tasa de interés, los bancos venían
bajando sus tasas y el Pacto por el crédito ayudó muchísimo a hacer un colchón.
Eso es lo que a mí me
preocupa de estar diciendo que no podemos bajar más las tasas, que no hay una
alerta para hacerlo y que tenemos una inflación que ha estado tranquila, cuando
Colombia nunca ha tenido un problema inflacionario grave en su historia.
Podríamos pensar en una
política en donde logremos darle cierta estabilidad al fortalecimiento del
mercado interno sin presionar la inflación, pero tampoco estar forzando a
bajarla rápidamente. Creo que el banco ha entendido que se va de a poquito.
Incluso, en algún momento el asunto no es subirla, sino mantenerla porque no
hay presiones de hiperinflación —que es lo que asusta —, pero Colombia nunca la
ha tenido, y en el momento actual no se observa la posibilidad de ese riesgo.
¿Qué pasaría si, como
Brasil, después de bajar las tasas tuviéramos que subirlas?
Brasil es un país
supremamente diferente y complejo, siempre ha tenido problemas grandes de
déficit, tienen un mercado de capitales mucho más grande y sensible que el
nuestro, su capacidad de atraer capital internacional es de otro nivel. Pero
ellos nunca se preocuparon por eso. Incluso en las peores épocas de
hiperinflación las grandes reformas no fueron gruesas. Yo creo que eso le ha
permitido a Brasil mantenerse en una situación de producción interna
interesante.
Sí hay que observar qué
pasa con Brasil como un ejemplo, pero yo creo que aquí hemos sido cautelosos.
El banco ha sido muy juicioso en analizar específicamente qué es lo que pasa y
cuál es nuestra relación con el mundo.
¿Cómo ve la política
fiscal y su complemento con la monetaria?
Creo que hay mucho por
hacer, pero siento también que se han sincerado las cuentas en Colombia. El
último Marco Fiscal de Mediano Plazo es durísimo, pero es eso lo que tenemos.
Es fundamental compatibilizar nuestras obligaciones con un programa de desarrollo
a largo plazo económico.
Respecto al tema de
presupuesto el problema no es gastar, es en qué. Colombia es un país emergente
que tiene mucha pobreza y niveles de desigualdad absurdos, siendo el cuarto o
quinto país más desigual del mundo, entonces cualquier choque económico genera
unos efectos multiplicadores muy grandes. Bajar un poco la brecha podría
también salir ser una salida. Colombia abandonó esta línea de trabajo hace
muchos años y creo que hay que retomarla.
¿Qué país puede ser
referente para Colombia de hacer las cosas bien?
Hoy no hay ejemplos de
nada, pero sí podemos aliarnos. Nosotros tenemos una riqueza impresionante, un
empresariado que está mejorando, que está empezando a entender lo que es la
economía y cómo vincularse a ella.
Para mí Brasil es un
ejemplo en el sentido en que hizo una economía nacional muy fuerte, tiene una
agroindustria impresionante, hacen computadores, hacen aviones, toda la mano de
obra es brasilera, hay transferencia tecnológica, las universidades tienen investigaciones
de alto nivel…
¿Cuál país no es un
ejemplo?
Un ejemplo que no debemos
seguir: Venezuela. Había petróleo y mucho dinero, pero después eso se diluyó,
eso no existe. Esas son economías muy peligrosas. Nosotros somos una economía
petrolera no tan fuerte, por suerte, que ha permitido que se desarrollen otros
sectores.
De otros países hay que
seguir el ejemplo en cómo lograr una economía nacional que se relacione con el
resto del mundo bajo otros términos de intercambio. No podemos estar
asustándonos porque cae o sube el precio del café. Pero nos abrimos y nos
abrimos en regulación y las pocas empresas que avanzaron se destruyeron. Hoy en
día estamos viendo las graves consecuencias de eso en nuestra economía. Es
clave lograr economías regionales y tenemos un potencial impresionante.
Fuente: Valora
Alrededor de 70% de los colombianos esperan poder pagar
sus deudas durante 2025
Según el informe de
TransUnion, alrededor de 39% de los consultados afirmó haber notado más dinero
en los últimos tres meses
Más allá de que hoy en día
la inflación y el desempleo siguen marcando el ritmo de los hogares
colombianos, la capacidad de pago de los consumidores mejoró en el segundo
trimestre del año.
Según el informe Consumer
Pulse de TransUnion, 72% de los encuestados espera poder pagar todas sus
obligaciones, cinco puntos porcentuales más que durante el periodo de 2024.
Según el estudio, esta
mejora se muestra en menos personas que esperan tener dificultades para cumplir
sus compromisos financieros, están bajando de 33% a 28% frente al mismo
trimestre del año pasado. La mejora se dio en todas las generaciones, menos en los
Baby Boomers, es decir la generación entre 1946 y 1964.
Por su parte, según lo que
se lee el informe, uno de los factores que podría explicar este cambio es el
aumento de ingresos, 39% de los consultados afirmó haber notado más dinero en
los últimos tres meses.
Además, el optimismo
financiero creció, con casi 80% de los colombianos proyectando un mejor
escenario para sus finanzas durante los próximos 12 meses, mejora
significativa.
La inflación y el empleo
siguen siendo una preocupación
Para nadie es un secreto
que el hecho de buscar trabajo o temas como la inflación han sido motivos que
dan de que hablar en el país, según TransUnion la confianza a la hora de pagar
las obligaciones está en un alto nivel de preocupación principalmente por el
costo de vida.
La inflación por su parte,
fue señalada como el principal temor financiero por 65% de los encuestados,
seguida del desempleo con 57% y por último el precio de la vivienda con4 7%
respectivamente.
Estas preocupaciones
también han cambiando de gran manera los hábitos financieros en el país, 55% de
los consumidores recortó gastos discrecionales, 32% aceleró el pago de deudas y
24% aumentó sus aportes a fondos de emergencia.
Otro de los hallazgos
clave, es la importancia que le dan al crédito los colombianos como una
herramienta aliada que ayuda de cierta manera a alcanzar las metas financieras
de cada quien.
Aunque 96% de los
encuestados consideró importante el acceso a productos de crédito, solo 45%
siente tenerlo disponible. De hecho, la mitad de los encuestados dijo haber
abandonado solicitudes por los altos costos asociados.
Fuente: La Republica
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