¿Qué podría cambiar al eliminar los estratos en
Colombia?: Servicios públicos y precios de vivienda, entre los efectos
Dentro de los planes del gobierno se encuentra la
posibilidad de eliminar los estratos en Colombia.
Eliminar los estratos en
Colombia fue una de las iniciativas que se incluyó dentro del Plan Nacional de
Desarrollo del gobierno Petro. Sin embargo, la puesta en marcha del plan no ha
avanzado entendiendo lo que pueda pasar con la caracterización económica de los
hogares.
Estas modificaciones
incluyen cambios sustanciales en, por ejemplo, lo que se cobra por servicios
públicos, que es uno de los focos importantes de la propuesta de cambio.
En Colombia, los estratos
permiten definir pagos como servicios públicos y entrega de algunos subsidios.
Foto: Prosperidad Social
La idea de eliminar los
estratos en Colombia tendría que tener en cuenta que el sistema de
estratificación (estratos 1 a 6) fue establecido por la Ley 142 de 1994 con un
objetivo principal: permitir al Estado subsidiar los servicios públicos
domiciliarios, sobre todo aquellos de agua, luz y gas.
En su momento se
estableció como objetivo que los estratos más altos (correspondientes al 5 y 6)
pagaran un sobrecosto para financiar los descuentos de los estratos más bajos.
Sin embargo, la realidad
económica demostró, luego de la pandemia del Covid-19, que eliminar los
estratos en Colombia podría ser el paso a seguir para tener un mejor enfoque de
los subsidios y la capacidad de ingresos de los hogares del país.
Los posibles efectos de
eliminar los estratos en Colombia
Justamente la nueva
medida, que se quiere implementar en el país, es que un hogar en un barrio de
estrato alto sí tenga la capacidad de pagar la totalidad del recibo de agua y,
en caso de que nos sea así se le subsidie.
Adicionalmente habría que
tener presente que los sistemas de estratificación no suelen fijarse en la
capacidad de pago real de los hogares. Lo anterior incluye también lo que pueda
ser la realidad financiera de los pensionados del país.
Desde el lado del mercado
inmobiliario, por ejemplo, eliminar los estratos en Colombia podría influir en
el valor de las propiedades, las regulaciones de construcción y los planes de
desarrollo, creando desigualdades en la planificación de las ciudades.
Hay que recordar que una
de las alternativas planteadas es la de eliminar los estratos en Colombia
cuando se tenga un Registro Universal de Ingresos (RUI), con foco en la
información disponible del Sisbén, para focalizar los subsidios.
Fuente: Valora
Petro advierte: con impuestos o precios más caros de la
gasolina se pagará déficit fiscal
El presidente Petro ha
iniciado una nueva controversia en torno al papel que jugaron los subsidios a
la gasolina y el diésel en las finanzas públicas.
El presidente de Colombia,
Gustavo Petro, ha iniciado una nueva controversia en torno al papel que jugaron
los subsidios a la gasolina y el diésel en la actual situación de las finanzas
públicas por cuenta del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles
(FEPC).
Mientras el jefe de Estado
sostiene que los $72,8 billones desembolsados para saldar el déficit del FEPC
son una de las causas centrales del déficit fiscal, uno de los ejecutivos de
Ecopetrol negó que esa cifra pueda señalarse como la raíz de la crisis.
La polémica tomó fuerza luego de que el diario El Tiempo publicara el artículo en el que aseguraba que “Ecopetrol volvía a contradecir al presidente Petro” por la deuda por subsidios de los combustibles y el déficit fiscal.
En respuesta, la petrolera
emitió un comunicado en el que reconoció los pagos realizados por el Estado,
pero reiteró que sus aportes a la Nación en impuestos, regalías y dividendos
superan con creces lo recibido por el FEPC.
El presidente Petro ha
sido enfático en señalar que la deuda acumulada por el FEPC fue una
“aberración” de política económica.
En su cuenta de X, afirmó
que se trató de “uno de los mayores errores de política fiscal de los últimos
tiempos”, originado en la decisión del Gobierno de Iván Duque de mantener
congelados los precios internos de la gasolina y el diésel durante la pandemia.
Según Petro, esta medida
respondió a la necesidad del expresidente de sostener el respaldo de los
sectores de mayores ingresos, lo que significó que recursos del presupuesto
nacional —en su mayoría destinados a enfrentar la emergencia sanitaria—
terminaran subsidiando el consumo de combustibles en estratos altos y en
empresas con gran capacidad adquisitiva.
El mandatario señaló que,
mientras en otros países la lucha contra el Covid-19 no se tradujo en un
incremento de la pobreza, en Colombia la política social “se invirtió”: se
redujo el impacto en los combustibles a costa de disparar la desigualdad.
“Billones de pesos del
erario se entregaron como subsidio a los más ricos, mientras la pobreza alcanzó
niveles récord”, aseguró.
Para el jefe de Estado,
esa deuda nunca debió haberse pagado con el presupuesto. La calificó de
“subsidio inconstitucional” y aseguró que la Corte Constitucional “dejó pasar”
un error que hoy tiene al país con un déficit estructural.
Durante su mandato, Petro
ha reconocido que, al descubrir la magnitud del problema, decidió equiparar los
precios internos de la gasolina con los internacionales para cerrar la brecha y
evitar que el déficit continuara creciendo. Esa decisión llevó a que el precio
del galón de gasolina en Colombia prácticamente se duplicara, alcanzando
niveles cercanos a los $16.000.
El mandatario justificó la
medida como una forma de detener la hemorragia fiscal, aunque admitió que el
daño ya estaba hecho.
Además, sostuvo que de
haberse trasladado el déficit directamente a los consumidores, Colombia habría
avanzado con mayor rapidez hacia la movilidad eléctrica.
También el jefe de Estado
en su trino señaló que “jamás se debió pagar el déficit de la gasolina que dejó
Duque, comprada a precios internacionales muy altos y vendida a precios bajos,
con el Presupuesto. Eso constituyó un subsidio inconstitucional, que la corte,
dejó pasar”.
En ese orden de ideas,
Petro culpó a sus anteriores ministros: “(…) implementada por Restrepo y
Ocampo, y seguida por Bonilla, es uno de los peores errores de política
económica, y es responsable del déficit fiscal”.
En el más reciente Consejo
de Ministros, Petro reforzó esta postura: “Duque elevó la pobreza extrema en
Colombia por subsidiar a los ricos. Parte de eso fue el FEPC. Se pagaron $70
billones que hoy podrían haber financiado casi todos los programas sociales del
Gobierno”.
La propuesta de Petro
sobre los subsidios a la gasolina: “que los más ricos paguen”
Ante la magnitud del
déficit, Petro anunció que en la próxima reforma tributaria propondrá que la
deuda derivada del FEPC sea asumida por los sectores de mayores ingresos.
“Esa deuda debe ser pagada
por los más ricos de la sociedad, y si el Congreso se opone, será a través del
precio de la gasolina”, manifestó.
La iniciativa estaría
acompañada de una reducción en el impuesto de renta para las empresas, con el
argumento de que se trata de un ajuste necesario para restablecer la justicia
fiscal y aliviar el déficit.
La versión de Ecopetrol:
aportes superiores a los pagos recibidos
En su momento, Camilo
Barco, vicepresidente Corporativo de Finanzas y Valor Sostenible, explicó que
si bien el Gobierno Nacional pagó $72,8 billones a la compañía entre 2022 y
2025 por concepto del FEPC, durante ese mismo periodo la petrolera entregó al fisco
$141,1 billones en impuestos, regalías y dividendos.
“Decir que gracias a esos
$72,8 billones hoy tenemos un problema fiscal particular es impreciso. Lo
cierto es que Ecopetrol ha devuelto al Estado casi el doble en transferencias”,
precisó Barco.
En cifras, el contraste es
evidente:
En 2022, la Nación pagó
18,3 billones de pesos por el FEPC, mientras que Ecopetrol transfirió 42,4
billones.
En 2023, el pago por
subsidios fue de 26,3 billones, pero la compañía giró 58,3 billones.
En 2024, las
transferencias fueron de 40,4 billones frente a 20,5 billones pagados del FEPC.
Incluso en 2025, Ecopetrol
anticipó el pago de $7,8 billones en dividendos, cifra que prácticamente se
cruzó con la deuda pendiente del fondo ($7,6 billones).
En su pronunciamiento del
12 de agosto, Ecopetrol destacó que el saldo del FEPC cerró en $2,5 billones a
junio de 2025, el más bajo en los últimos cuatro años, reflejo del esfuerzo
fiscal realizado por el Estado.
La compañía reconoció que
estos pagos fueron fundamentales para mantener en marcha su plan de inversiones
y cumplir con los objetivos de transición energética.
El comunicado también
recordó que el déficit sin precedentes del FEPC se generó entre 2021 y 2022,
como consecuencia del incremento en los precios internacionales de los
combustibles tras la pandemia, el conflicto entre Rusia y Ucrania y la
depreciación del peso.
¿Y ahora qué?
Más allá de la diferencia
de conceptos entre Petro y Ecopetrol, expertos señalan que el verdadero dilema
está en el diseño mismo del FEPC.
El mecanismo, creado en
2007, buscaba amortiguar la volatilidad de los precios internacionales, pero en
contextos de choques prolongados, como el vivido en 2021 y 2022, terminó
acumulando un déficit inmanejable.
Los recursos del fondo no
fueron suficientes para cubrir la diferencia entre los precios internacionales
y los nacionales, y al ser Ecopetrol el proveedor de los combustibles, la deuda
quedó en manos del Estado.
Con el déficit del FEPC
reducido a su nivel más bajo en cuatro años, el Gobierno se concentra en evitar
que el problema se repita. La subida en el precio de la gasolina ha permitido
financiar parte de la brecha, aunque el diésel continúa subsidiado por la
presión de los transportadores.
El futuro inmediato estará
marcado por la discusión de la reforma tributaria que presentará el Gobierno.
Allí se definirá si la deuda del FEPC se cubre con nuevos impuestos a los más
ricos o si se opta por ajustar de nuevo los precios de los combustibles.
Mientras tanto, Ecopetrol
insiste en que el balance debe mirarse en conjunto: aunque recibió pagos del
fondo, sus aportes al Estado han sido muy superiores. Petro, por su parte,
mantiene la tesis de que la decisión de congelar precios fue un error histórico
que hipotecó las finanzas públicas.
Lo cierto es que, más allá
de las versiones encontradas, el debate refleja la dificultad de conciliar la
estabilidad macroeconómica con la protección social, y abre interrogantes sobre
cómo financiar la transición energética sin cargar el costo sobre los sectores
más vulnerables.
Fuente: Valora
Consumo de los hogares repunta en Colombia, mientras la inversión apenas
crece
Mientras el consumo de los
hogares aumentó el 3,6 % interanual desestacionalizado, la inversión se
recupera a niveles muy bajos.
El consumo de los hogares
fue el principal motor de la economía en el segundo trimestre de 2025, con un
crecimiento del 3,7 %, según los datos del Producto Interno Bruto (PIB)
revelados el viernes pasado por el DANE.
«Los hogares mantuvieron
un tono expansivo en el segundo trimestre, favorecidos por una combinación de
factores macroeconómicos y de confianza. El mercado laboral continuó creando
empleo, aunque con una participación creciente de la informalidad, mientras que
los salarios reales aumentaron por encima de la inflación, reforzando la
capacidad de compra e incluso permitiendo cierto margen para el ahorro», dijo
Mauricio Hernández-Monsalveeconomista senior en BBVA para Colombia.
Andrés Pardo, director de
Estrategia Macroeconómica para América Latina en XP Investments, destacó que
mientras el consumo de los hogares aumentó el 3,6 % interanual
desestacionalizado, la inversión se recupera a niveles muy bajos (+3,1 %
interanual).
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de primera zona binacional con Colombia en Norte de Santander
Jackeline Piraján,
economista principal Scotiabank Colpatria, coincidió en que la inversión sigue
en ratios bajos, pues representa menos del 17 % del PIB, cuando antes de
pandemia era del 22 % aproximadamente.
“Aquí hay muchas tareas
por hacer. Vemos familias de inversión con distintos dinamismos: Por ejemplo,
compra de maquinaria y equipo parece que va por buen camino, pero en el
desempeño asociado a la construcción, no”, detalló. También llamó la atención
en que Colombia creó inventarios durante este trimestre y dijo que la inversión
total frente a la inversión bruta de capital fijo tuvo un desfase interesante
que hay que monitorear hacia adelante.
Mientras tanto, según la
experta, el consumo de los hogares sigue robusto: “Eso demuestra que a pesar de
que no hemos llegado a la meta de inflación y a tasas de interés más bajas, el
consumo doméstico sigue manteniéndose con tasas de expansión bastante favorables”.
Los datos de la entidad destacan que el consumo se está reflejando no solo en
servicios, que era la tendencia anterior, sino también en compra de bienes
durables.
Sin embargo, el Grupo
Cibest (Bancolombia) advirtió en su análisis que la tracción del consumo se
está agotando, pues en comparación con el primer semestre de ese año avanzó
solo 0,1 %, el dato más bajo en más de año y medio. Además, los patrones de
gasto de los hogares se han sesgado hacia los bienes importados, algo que resta
el aporte positivo del consumo al crecimiento.
“El gasto privado continúa
enfocado en bienes durables y servicios, lo que ha sido posible gracias a la
resiliencia del mercado laboral. A esto se ha sumado la solidez en el flujo de
remesas, así como la reducción en las tasas de interés y la inflación frente a
los niveles de 2023 y 2024”, indica el documento.
Por otro lado, en términos
trimestrales, el consumo del gobierno se disparó el 2,6 %, el segundo ritmo más
elevado desde el 2023, según el comentario de XP Investments. El Banco Itaú
también resaltó en su informe económico que el consumo público creció 11 %
trimestral anualizado, pues en el primer trimestre fue de -2,4 %.
“Como se anticipaba, y a
pesar de las afugias fiscales y de liquidez, el Gobierno Nacional Central
volvió a ser un aportante relevante al crecimiento del PIB, dado el elevado
déficit fiscal generado durante el trimestre. Para el resto del año, este factor
seguirá siendo un impulso al crecimiento, en línea con un alto déficit fiscal
del 7,1 % del PIB”, señaló el Grupo Cibest.
Consumo también empuja el
gasto total
En el periodo mencionado,
tal como lo anticipó el Banco de la República, la demanda final interna,
entendida como el gasto total en bienes y servicios dentro de un país, aumentó
un 4,2 %, con lo que completa cuatro trimestres consecutivos por encima del 4
%.
El análisis de XP
Investments destacó que el último año, el crecimiento promedio del PIB fue del
2,3 %, con lo que se confirma el fuerte impulso de la demanda interna por
encima del resto de la economía.
Según el BBVA, la demanda
final interna creció impulsada por el gasto de consumo final (hogares 3,7 %;
gobierno 3,9 %) y por la formación bruta de capital (6,4 %). Sin embargo, la
formación bruta de capital fijo apenas aumentó 1,7 %, lo que indica que buena
parte del crecimiento en la inversión respondió a la acumulación de
inventarios.
Finalmente, los analistas
coincidieron en que estas cifras refuerzan la postura cautelosa del Banco de la
República, por lo que las proyecciones son cada vez menos optimistas frente a
un posible recorte de tasas de interés este año, especialmente con una
inflación que dejó de descender, pues en julio se ubicó en el 4,90 %.
Fuente: Valora
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