Casi la mitad de los jóvenes en Colombia no tienen acceso a empleo ni educación
De los más de 12 millones de personas entre 14 y 28 años,
la mitad no acceden a oportunidades de educación, empleo formal o
emprendimiento.
El 43 % de los jóvenes
colombianos está desconectada del sistema educativo y laboral, de hecho, solo 4
de cada 10 acceden directamente a la educación superior al terminar el colegio,
según un documento de la Alianza por la Inclusión Laboral.
En Colombia, más de 12
millones de personas tienen entre 14 y 28 años, por lo que esta población
representa el 23,4 % del total. Pero casi la mitad de ellas no acceden a
oportunidades de educación, empleo formal o emprendimiento.
“Esto se explica por una
suma de factores como pobreza, desigualdad territorial, baja calidad educativa,
falta de orientación e informalidad laboral, que van debilitando el puente
entre la educación y el trabajo”, señaló la iniciativa de la Fundación Corona.
Las cifras ponen en
evidencia que la edad promedio de matrícula en grado 11 es de 16,4 años, por lo
que el 86,6 % de los estudiantes matriculados en 2023 tenían entre 15 y 17
años.
“La educación media es ese
momento en la vida de los jóvenes que no se repite, en el que se deben
garantizar los aprendizajes fundamentales para el resto de la trayectoria
educativa, laboral y vital. Perder ese punto de apoyo es arriesgar su futuro y
el del país”, agregó Daniel Uribe, director ejecutivo de Fundación Corona.
El informe titulado “La
desconexión de los y las jóvenes: hay mucho talento, veamos cómo están las
oportunidades”, revela cómo se fracturan las trayectorias educativas y
laborales de millones de jóvenes en el país.
Por un lado, en
departamentos como Guainía o Vaupés la cobertura en educación media (grados 10
y 11) no supera el 11 %; además, en Amazonas y Vaupés, apenas 2 de cada 10
jóvenes acceden de forma directa a la educación superior.
Por otro, solo el 51, 6%
de las personas jóvenes ocupadas están calificadas para su cargo. Un 36,6 %
está sobrecalificado y un 11,9 % subcalificado. También hay una gran proporción
de jóvenes que trabajan en condiciones de informalidad (57,1 %), con ingresos
que, en promedio, no superaban los $907.200 pesos mensuales para 2024.
“Cuando se cruzan la
pobreza, el género o el lugar donde se nace, el hilo se tensa más. Y cuando
demasiados hilos se rompen, el tejido social ya no abriga, se vuelve frágil,
desigual e insuficiente», aseguró Adriana Lloreda, líder de la Alianza por la
Inclusión Laboral.
El análisis plantea que
esta situación no responde a decisiones individuales, sino a un sistema que
acumula obstáculos y limita el desarrollo del potencial juvenil. Por eso
presenta recomendaciones claves para reconectar las trayectorias fracturadas
que incluyen modelos de transición con primeras experiencias laborales, redes
juveniles que activan el capital social y estrategias de formación adaptadas al
territorio.
Fuente: Valora
Estrategia de endeudamiento del gobierno Petro: ¿anestesia o cura?
Además de los riesgos
financieros, al mercado le preocupa que el ahorro que permita la operación se
pierda por la intención del Gobierno de gastar.
El plan de negocios del
gobierno Petro, en relación con la forma en que administrará la deuda pública
para financiar su gasto, se volvió la manzana de la discordia después de que el
Ministerio de Hacienda revelara detalles de una estrategia tan novedosa como
arriesgada.
El mercado financiero, que se ha inclinado por el escepticismo, lleva semanas especulando sobre los siguientes movimientos y monitoreando el efecto de los anuncios en la tasa de cambio y los títulos colombianos (TES).
Sin embargo, no será sino
hasta dentro de 12 meses que ese confirme si la ruta trazada por el director de
Crédito Público del MinHacienda, Javier Cuéllar, llevó al resultado prometido:
un ahorro de más de $10 billones en intereses en 2026 y la reducción progresiva
del endeudamiento por debajo del 60 % del Producto Interno Bruto (PIB), que
está hoy por encima del 61 %.
Aunque la operación no
tiene un efecto tan grande como para corregir por sí sola el déficit fiscal,
podría leerse a ojos de inversionistas y calificadoras como una señal de
compromiso con el saneamiento de las cuentas públicas, siempre y cuando venga
acompañada de un proceso de consolidación en ingresos y gastos.
Claros y oscuros de la
operación de endeudamiento
La propuesta del director
de Crédito Público del Ministerio de Hacienda responde a la compleja situación
fiscal del país, particularmente al bajo nivel de caja del Gobierno, es decir,
a el dinero en efectivo o en activos líquidos del que disponga para cubrir mes
a mes sus gastos.
Los saldos del depósito
del Tesoro Nacional en pesos colombianos han marcado un promedio histórico de
$35 billones, aunque se han visto picos de $50 billones y $60 billones. Sin
embargo, el año 2024 cerró con una cifra apenas superior a los $3 billones, algo
que no se había visto en la historia reciente del país.
Lo anterior no solo le
dificulta al Estado cubrir sus obligaciones, sino que envía a los mercados una
señal de que el país enfrenta un riesgo de liquidez, lo que se traduce en el
pago de rendimientos más altos (primas de riesgo adicionales) a los inversionistas
que ponen su dinero en TES para compensar la falta de confianza.
Para compensarlo, Javier
Cuéllar resolvió constituir un portafolio que actúe como reserva de liquidez y
que cuente con alrededor de $20 billones respaldados en bonos al término de
este año para prefinanciar el gasto de 2026.
De forma paralela, se
ejecutaría una estrategia de inversión conocida como carry trade, donde
Colombia consigue prestados US$10.000 millones en francos suizos a tasas de
interés muy bajas (1 % – 1,5 %) para comprar bonos estadounidenses y
colombianos que están a tasas altas (entre 4 % y 12 %) y progresivamente ir
haciendo emisión nueva en mejores condiciones de mercado, todo en un plazo de
12 meses.
“El gobierno se financia
afuera y con esos recursos recompra barato unos bonos que están muy castigados.
Si le va bien, además del retorno se gana la valorización”, resumió David
Cubides, economista jefe del Banco de Occidente.
Por su parte, el director
de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, Camilo Pérez, describió así
la operación de canje: “La apuesta aquí es comprar toda nuestra deuda en un
momento malo, tenerla y cruzar los dedos para que dentro de un año esto sea el
paraíso, de tal forma que cuando le devolvamos todos los títulos al mercado las
cosas salgan bien”.
Este ir y venir entre
activos de diferentes monedas dejaría ganancias al Gobierno por el diferencial
de tasas, lo que reduce el costo de la deuda en cerca del 0,3 % del PIB, según
cálculos del MinHacienda; además, extiende los plazos de vencimientos. De hecho,
Cuéllar destacó que la vida media de la deuda pasó de un promedio de 8,3 años a
finales de 2019 a 10,2 años en la actualidad para evitar que haya una
concentración de pagos de intereses, producto del aumento del perfil de
vencimientos de la deuda que inició en 2024.
La operación ha sido
calificada como intrincada, enredada, loable, ambiciosa y compleja, pero, sobre
todo, riesgosa, particularmente porque se ejecuta en un momento de gran
incertidumbre global.
Incluso Corficolombiana
señaló en un informe de renta fija que se trata de una anestesia que continuará
mientras el MinHacienda mantenga la demanda de TES y la oferta de dólares,
“pero eventualmente los TES y la tasa de cambio terminarán incorporando los
crecientes riesgos fiscales”. El Banco de Occidente, por su parte, la ve como
una estrategia para comprar tiempo y heredarle el problema a la siguiente
administración.
Riesgo de éxito y de
fracaso
Los analistas coinciden en
que la operación de endeudamiento está sujeta principalmente a dos riesgos que
se traducen en preocupaciones: el diferencial cambiario y la exposición a las
tasas de interés.
En el primer caso,
preocupa la monetización del crédito por US$10.000 millones, pues es inevitable
que tenga un efecto en el precio del dólar cuando entre al país por tratarse de
un monto mayor; de hecho, ya hay proyecciones de tasa de cambio a $3.900.
Por el momento no es claro
en qué moneda recibirá el Gobierno el dinero que solicitó cuando se desembolse,
tampoco se sabe a quién corresponderá hacer el cambio.
En el segundo caso,
Colombia se ha visto castigada en los mercados por su escasa disciplina fiscal,
lo que le resta credibilidad ante los inversionistas. Actualmente, los bonos
soberanos a 10 años se ponen a tasas de alrededor del 12 %, unas de las más altas
de la región y por encima de las de México, Chile y Costa Rica, según Mauricio
Salazar, director del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, “eso
refleja cómo nos está viendo el mundo y deja ver que somos de los países que
más se han venido endeudando”, dijo.
El éxito o fracaso de la
operación dependerá en gran parte de estos dos factores. Los expertos han
planteado escenarios donde si el franco suizo se aprecia, los retornos
generados por el diferencial de tasas se deshacen o donde juega en contra la
diferencia entre las tasas de interés en Estados Unidos y Suiza.
El mayor problema, de
acuerdo con el centro de investigación económica ANIF, es que “si los riesgos
de la operación se materializan, las cuentas y métricas fiscales podrían verse
peor el año entrante”.
“De cualquier forma, se
está tomando un crédito tan barato y el diferencial es tan amplio que así
juegue en contra no se va a perder ni se va a dar la vuelta el resultado”,
señaló el economista jefe del Banco de Occidente.
Pero no todos los
analistas muestran tanto optimismo. Daniel Velandia, economista jefe de
Credicorp Capital, aseguró que los cálculos del Gobierno están basados en
supuestos de mercado difíciles de materializar: “Al final la transacción puede
terminar siendo negativa para las cuentas fiscales si un factor de mercado
juega en contra para lo que se espera”, señaló.
Un riesgo adicional
tendría lugar cuando termine la operación de manejo de deuda el próximo año,
pues todos los títulos que el Gobierno compró o cambió deben volver al mercado,
lo que generaría otro tipo de presión, de acuerdo con Camilo Pérez, director de
Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá. También podría renovarse la
operación o buscar una refinanciación, una decisión que quedará en manos del
próximo gobierno.
“Si bien esta táctica,
porque no es estrategia, tiene la posibilidad de reducir el pago de intereses
en el corto plazo, implica un riesgo de liquidez que antes no se observaba por
la necesidad de reponer la deuda (rollover), pues que habría que volver a conseguir
el otro año”, anotó Andrés Velasco, presidente de Asofondos.
“Pensar fuera de la caja”
El Ministerio de Hacienda,
particularmente la Dirección de Crédito Público, ha sido ampliamente
cuestionado en las últimas semanas porque, aunque una de sus funciones es
administrar riesgos, estos deberían ser limitados y alejarse de escenarios
extremos, en palabras de Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo.
“Maravilloso que se hagan operaciones de manejo que pueden aliviar algo el pago de intereses y mejorar la caja, pero creo que los objetivos y especialmente el riesgo en lo que se está abriendo en esta estrategia puede ser perjudicial para este Gobierno en términos de caja y para el próximo gobierno, que va a recibir una situación fiscal muy difícil”, aseguró.
También se ha cuestionado
que la reducción en el gasto de intereses proyectada sea producto de factores
principalmente contables y temporales. Para el Comité Autónomo de la Regla
Fiscal (CARF), la única manera de disminuir estructuralmente la carga de intereses
es a través de señales (y decisiones) que corrijan el desbalance fiscal, de lo
contario, es posible que incluso el costo de la deuda pública aumente en los
años subsiguientes.
Para el presidente de
Asofondos, esta operación de tesorería tendría sentido si el déficit fiscal
viniera decreciendo, pero no solo ocurre todo lo contrario (desde 2020 se ubica
por encima del promedio del 4 % de los últimos años y lleva tres años en aumento),
sino que incluso las cuentas del Gobierno parecen optimistas a ojos de los
analistas: la proyección del MinHacienda es de 7,1 % para 2025, los expertos
calculan que se ubique entre 7,5 % y 8 %, asumiendo que el Congreso apruebe una
reforma tributaria de $26,3 billones.
“Puede ser valioso porque
es táctico, pero al final depende sustancialmente de que se tomen decisiones de
política pública aumentando los ingresos o disminuyendo los gastos de
funcionamiento e inversión, corrigiendo hacia abajo el problema estructural que
tienen las finanzas de la Nación. De lo contrario, los riesgos serán
importantes porque van a restringir la capacidad de la Nación de gestionar la
deuda de corto plazo”, detalló.
Cuéllar les contestó a sus
detractores esta semana en el Congreso regional nuam Asobolsa: “no todo es
acuerdo Gobierno-Congreso; estaríamos mucho mejor si llegamos a un acuerdo
nacional y partidista porque hay una tributaria en trámite e inflexibilidades
de gasto que seguramente nos ayudarían mucho a la convergencia, pero los
técnicos financieros sí podemos ayudar a que esto se ajuste”.
Los analistas han
aprovechado la coyuntura para citar casos similares como el de Panamá, que
recurrió a una estrategia de endeudamiento en francos suizos este año sin éxito
producto de la depreciación del dólar, que es su moneda oficial, o Angola, que
respaldó una deuda en dólares con bonos emitidos en el mercado externo, pero
perdió la ventaja tras una fuerte caída en el precio de los papeles.
Si bien las estrategias no
son del todo comparables, si ponen de manifiesto el alto nivel de riesgo que
antes no se observaba asociado a los esquemas no tradicionales de
financiamiento en un momento en que las operaciones de deuda tradicionales vía
fondeo en dólares con multilaterales o inversionistas para inversión social
dejaron de ser la regla.
“Históricamente no son
operaciones propias de un gobierno, es novedoso y ha sido más para hedge funds
con políticas de riesgo claras. No significa que esté bien o mal usarlas, pero
lo cierto es que los mercados empiezan a notar que el Gobierno tuvo que dar una
vuelta para conseguir más recursos”, explicó Cubides.
Por eso llama la atención
que las operaciones de tesorería han ganado tanta importancia que ya
representan el 21 % de las fuentes de financiamiento, casi siete veces por
encima del promedio de los últimos 10 años, y el 75 % de las fuentes
adicionales, un monto históricamente alto, de acuerdo con Corficolombiana.
“Es evidente la dificultad
del gobierno para financiarse mediante mecanismos convencionales, en un
contexto en el que la capacidad de los inversionistas locales para absorber una
mayor oferta de TES parece estar cerca del límite y los inversionistas extranjeros
no están demandando bonos de deuda de Colombia al mismo ritmo que aumenta la
oferta”, dijo Julio Romero, economista jefe de la firma.
Ya se sienten los efectos
A pesar de que para muchos
analistas la operación de Crédito Público no se traduce en un aumento de la
caja del Gobierno porque el dinero que se consiga se sustituirá por más oferta
de papel en el mercado (prefinanciación de TES), Javier Cuéllar fue enfático en
que ese es uno de los efectos e incluso presentó cifras que dan cuenta de un
progreso en ese frente.
Aunque los saldos del
depósito del Tesoro Nacional apenas llegan a los $2 billones, según registros
del banco central, Cuéllar aseguró que Colombia cuenta en este momento con más
de $30 billones en caja, incluyendo títulos en pesos y en dólares que «en tres
horas se convierten».
Dado que el Ministerio de
Hacienda ha mostrado su interés en recomprar títulos que tienen un descuento
cercano al 30 % para sacarlos del mercado, en las últimas semanas, los TES se
han valorizado. A la fecha se han hecho canjes por más de $10 billones.
Además, la curva de tasas
en colocación de deuda se ha venido aplanando, lo que se traduce en un ahorro
para el Gobierno después de haber tocado un máximo de 374 puntos básicos en los
TES cero-cupón entre 2 y 10 años antes de la publicación del Marco Fiscal de
Mediano Plazo (MFMP). Además, la entidad ha destacado reducciones billonarias
en deuda producto de las últimas subastas.
“En principio los
resultados son tangibles, a hoy los números le dan la razón al Gobierno”, dijo
David Cubides, economista jefe del Banco de Occidente.
El mercado ha monitoreado
los TES con especial atención y en espera de que el MinHacienda empiece a
comprar los bonos que dijo que necesitaría para vender al mejor precio posible,
solo que no se sabe específicamente cuáles referencias piensa adquirir, así que
por lo pronto todo es especulación.
Esto llevó a
Corficolombiana a advertir en su informe de renta fija que “la estrategia está
afectando la formación de precios e impulsando valorizaciones en los mercados
locales, las cuales contrastan con el deterioro de las finanzas públicas”.
Según ANIF, si la
operación es exitosa y efectivamente reduce el costo financiero de la nación,
el principal reto será mantener estos recursos aislados de la presión de gasto
de un Gobierno que tendrá incentivos para disponer de ese dinero en medio del calendario
electoral.
Sin embargo, el proyecto
de Presupuesto General de la Nación para 2026 —que es el segundo más alto de la
historia con relación al PIB a pesar de que el Gobierno había anticipado que
sería austero— deja ver que el Gobierno justifica, mediante el ahorro en el
pago de intereses producto de la operación de tesorería, un aumento de $18
billones en gasto primario y lo presenta como “un nivel prudente”.
Así, el desenlace de la
estrategia de Cuéllar podría ser agridulce, pues un ahorro en gastos para el
Estado siempre es buena noticia y sienta un precedente para las siguientes
administraciones, pero si el esfuerzo no contribuye a reducir el déficit fiscal
porque los recursos se van a gasto, no habría una mejora estructural.
“Si esta operación termina
siendo una de financiamiento y no de manejo de deuda, los inversionistas
podrían castigar aún más los bonos colombianos. El director de Crédito Público
todavía está a tiempo de hacer un ejercicio financiero más simple y menos ambicioso
de canjes de deuda”, concluyó ANIF.
Fuente: Valora
Prometido aumento del salario mínimo en Colombia lleva a
Itaú a ajustar sus pronósticos de inflación y tasas de interés
La entidad financiera
espera que la inflación termine el año en el 5,1 %, anticipando que el
indicador se mantenga elevado en la segunda mitad del año.
Las declaraciones del
ministro de Hacienda, Germán Ávila, en relación con la intención del gobierno
de optar por un incremento importante del salario mínimo para el próximo año
llevaron a los analistas a ajustar sus proyecciones macroeconómicas.
Basados en lo observado
los dos últimos años, los expertos anticipan un impacto en la inflación de 2026
que se explica en el hecho de que aún muchos productos están indexados a la
variación de la remuneración básica.
En su actualización del escenario macro, el Banco Itaú reveló que revisó al alza su estimación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) para 2026 del 3,6 % al 4 % tras incorporar los riesgos de otro importante aumento del salario mínimo el próximo año, en medio de un fuerte consumo interno y un mercado laboral resiliente.
De hecho, la entidad
financiera espera que la inflación termine el año en el 5,1 %, anticipando que
el indicador se mantenga elevado en la segunda mitad del año. Vale la pena
recordar que el dato más reciente revelado por el DANE, que corresponde a julio
de 2025, fue del 4,9 %.
«Una base estadística baja
en comparación con el segundo semestre de 2024, junto con los persistentes
riesgos derivados del aumento de los precios del gas, probablemente limitarán
una mayor desinflación», señala el informe.
Esta perspectiva se
encuentra alineada con la del Banco de la República, que ha advertido en sus
sesiones de la Junta Directiva preocupación por las persistentes expectativas
de inflación y la fuerte demanda interna. En el Informe de Política Monetaria trimestral,
el emisor reveló proyecciones de inflación para fin de año 30 puntos básicos
por encima del dato anterior hasta 4,7 %. Por su parte, la proyección para 2026
también se revisó al alza 20 pb a 3,2 %.
Incluso, en el escenario
de referencia, el equipo técnico del bance central sugiere una trayectoria de
tasa de política de interés que se mantiene por encima de las expectativas de
analistas: 8,6 % para finales de 2025 y 7 % al cierre de 2026.
Dado que estos argumentos
le han servido al BanRep para optar por mantener la tasa de interés inalterada,
el Banco Itaú ajustó también al alza su previsión de tasa de intervención para
fin de año desde un 8,75 % a 9,25 %. Además, dejó ver que tampoco espera
grandes ajustes en 2026, pues pasó de una estimación del 7,75 % al 8,25 % al
final del próximo año.
Sin embargo, es justamente
esta coyuntura de fuerte demanda interna la que empujó a los analistas de la
entidad financiera a mejorar su previsión de crecimiento del PIB para 2025 al 2,9
% y para 2026 al 2,6 % desde una estimación previa del 2,5 % para ambos años.
«Este ajuste refleja una
recuperación del sector comercial más rápida de lo previsto, apoyada por un
fuerte consumo privado. Además, el sector agrícola mantuvo un sólido impulso,
reforzado por los favorables precios del café», detalló Itaú.
Fuente: Valora
¿Crédito en Colombia se pondrá más caro o más barato?:
Los efectos de la inflación
El crédito en Colombia,
vale recordar, está anclado a las tasas de interés del Banco de la República.
Una sorpresiva alza en el
nivel de la inflación genera efectos clave sobre otros indicadores de la
economía nacional, siendo el comportamiento del crédito en Colombia uno de los
más importantes.
El movimiento de este dato
está anclado a lo que decida la Junta Directiva del Banco de la República sobre
las tasas de interés en el país, hay que tener en cuenta.
El crédito en Colombia,
este 2025, se ha abaratado cuando se compara con los datos del año pasado. Sin
embargo, las nuevas alzas de la inflación generan menos espacio.
Un reciente análisis de
Corficolombiana indica que, en su reunión del 30 de julio, la Junta Directiva
del Banco de la República decidió, por mayoría, mantener la Tasa de Política
Monetaria en 9,25 %, con el respaldo de cuatro miembros, frente a dos votos por
un recorte de 50 puntos básicos y uno por un recorte de 25 pbs.
“La decisión se sustentó
en la estabilización de la inflación básica y en que las expectativas
inflacionarias de analistas y mercados aún se mantienen por encima de la meta,
en un contexto internacional complejo y marcado por la lenta normalización de
la política monetaria de la Reserva Federal”, contexto clave para tener en
cuenta lo que pase con el crédito en Colombia.
Todo esto último, agrega el análisis, mientras la economía local continúa ganando tracción impulsada por la demanda interna.
Agrega el documento que la
mayoría de la Junta afirmó que la reciente baja de la inflación es transitoria
y no garantiza cumplir la meta del 3 %, puesto que la inflación básica no cede
y las expectativas no mejoran.
“Además, alertaron sobre
riesgos al alza por un aumento elevado del salario mínimo y el impacto del
déficit fiscal, aunque señalaron que el buen desempeño económico permite seguir
reduciendo la inflación sin afectar el crecimiento”.
Los codirectores que
apoyaron un recorte de 50 puntos “creen que la política monetaria es demasiado
restrictiva y frena el crecimiento, pese a que la inflación muestra una
tendencia a la baja y las expectativas se encuentran del rango meta”.
Con base en las recientes
minutas, el crédito en Colombia podría ser más barato si se sigue la
recomendación de los codirectores que piden reducir 50 o 25 puntos las tasas.
Toma de crédito en
Colombia
Bancolombia mencionó como
factor clave la recuperación en el crédito de consumo. Imagen generada con IA
Gemini para fines ilustrativos.
Esto pues con un recorte
en la tasa de política monetaria, agregan las minutas, se podría impulsar la
economía y ayudar a la sostenibilidad fiscal.
Según este pronóstico, se
aboga “por equilibrar el control de la inflación con el crecimiento y el
empleo, resaltando la estabilidad macroeconómica y proponiendo una baja gradual
de tasas para recuperar la inversión y la confianza”.
Fuente: Valora
Sistema financiero colombiano prestó dinero casi al doble
de la tarifa a la que lo captó en julio
La tasa de préstamos subió
50 puntos básicos (pb) en comparación con la de junio, aunque se redujo 210
puntos básicos frente al mismo mes en 2024.
El sistema financiero
colombiano prestó dinero al 16,7 % en promedio en julio, según un análisis del
Grupo Cibest (Bancolombia), mientras que captó recursos al 9 % (referencia CDT
a 180 días).
Respecto a la tasa de
préstamos, esta subió 50 puntos básicos (pb) en comparación con la de junio,
aunque se redujo 210 puntos básicos frente al mismo mes en 2024. Por sectores,
el repunte mensual se reflejó en la cartera de crédito, con una tasa promedio
del 14,9 % (+60 pb), mientras que la mayor reducción interanual la vio el
microcrédito, que quedó en el 40 % (-322 pp).
Los expertos de la firma
destacaron que la tasa ponderada del sistema no ha logrado descender del 16 %,
nivel alcanzado en diciembre de 2024. También resaltaron que vivienda se
mantiene como la modalidad que ha observado las mayores presiones (+ 39 pb respecto
a enero de 2025).
Por otra parte, las tasas
de captación se redujeron en julio para los CDT a 180 días tanto si se compara
con la de junio (-8 pb) como si se revisa la registrada 12 meses atrás (-117
pb). En el caso de los CDT a 360 días, esta sube (6 pb) frente al mes anterior,
pero baja (-115 pb) respecto al mismo periodo en 2024.
“La reciente evolución de
las tasas de interés de mercado se mantiene en un entorno de estabilidad con
ligeras presiones al alza”, destacó la entidad financiera, al tiempo que mostró
que la trayectoria en el largo plazo ha ido a la baja, específicamente desde
2023, aunque no logra regresar a los niveles prepandemia.
El Grupo Cibest atribuyó
esta dinámica a la cautela en el inicio de recortes de la tasa de política
monetaria, en un contexto donde la inflación persiste cerca del límite superior
del rango meta. A esto se suman el incremento las tasas de los títulos de deuda
pública y en la prima de riesgo, impulsados por los retos en materia fiscal y
la incertidumbre local e internacional.
“Pese a ello, la mayoría
de las tasas de mercado acumula reducciones superiores a 400 puntos básicos de
recortes en la tasa de política monetaria (desde su máximo de 13,25 %), un
hecho inédito en ciclos bajistas previos, lo cual refleja la competitividad del
sistema financiero y su esfuerzo por ofrecer mejores condiciones de
financiamiento”, señaló.
Finalmente, desde el punto
de vista de los desembolsos de crédito, el Grupo Cibest resalta una
recuperación gradual impulsada, principalmente, por el descenso acumulado en
las tasas de interés, los mayores registros de actividad económica y la
reactivación en la demanda de los hogares por bienes durables y semidurables.
Así, en julio se
entregaron $40,5 billones en créditos. En total, se concedieron 1,1 millones de
préstamos con un valor promedio de $30,9 millones, cada uno. Mientras para el
microcrédito y consumo los desembolsos se ubican alrededor de los $10 millones,
en comercial y vivienda superan los $100 millones.
Hacia adelante la firma
prevé que evolución de los desembolsos mantendría la gradualidad supeditada a
las tasas de interés y la demanda privada, acompañada por exigencias menos
restrictivas para el otorgamiento de nuevos créditos desde los actores del sistema
financiero.
Fuente: Valora
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